sábado, 3 de diciembre de 2011

UNA DULCE VOZ MALIGNA EN MIS SUEÑOS Y LA CHICA NUEVA

Subí a mi cuarto aturdida por la conversación de mama, cepille mis dientes con desgana y me puse a leer, después Salí al balcón me acosté en el piso y me puse a escuchar música. Me quede dormida afuera y desperté, escuche un ruido que venía de un árbol me asome pero no vi nada, volví a dentro me aturdían de nuevo mis vagos pensamientos, me di la vuelta y caí rendida en un fulminante sueño,…
“era otra vez invierno, 2 de diciembre para ser exactos, vestía una gabardina rosa unas botas y mallones de color beige, un gorro y guantes blancos, me dirigía afuera para hacer un mono de nieve, mis primos jugaban a lo lejos y yo solo veía como se divertían, me acerque para jugar con ellos pero una de mis primas me alejo del grupo:
-¡tú no miranda!
-¿Por qué? yo también quiero jugar con ustedes (pregunte gentilmente)
-nosotras no queremos jugar con la hija de un loco
-sí, tu papa estaba loco, no sabía ni lo que decía
-jajaja, los vampiros no existen, eres hija de un loco
Me aleje del lugar y corrí hacia la oscuridad, me cubrí el rostro con lágrimas y me deje caer en la blanca nieve, cerré por un momento mis ojos y escuche una dulce voz que me llamaba, decía mi nombre abrí mis ojos y me pare comencé a adentrarme en lo espeso de los árboles y la voz se alejó, me agache para recoger un pañuelo rojo de seda y al levantarlo vi pequeñas gotas de sangre me aleje y resbale, fue cuando la misma dulce voz que me llamaba se dirigió a mí:
-¿te encuentras bien damita? (sonrió y mostro unos dientes muy impecables)
-ss... Sí (respondí aturdida por el olor a sangre)
-veo que has estado llorando, ¿qué tienes princesa? (dijo mientras se sentaba en un piedra y me acomodaba en sus piernas)
-mis primos dicen que no quieren jugar con migo porque soy hija de un loco (salieron más lágrimas de mis ojos mientras hablaba con un hilo de voz)
-no, nena, no llores, tus primos no saben lo hermoso que sería jugar con una niña tan bella como tu (me decía muy cerca del oído)
-pero es que tienen razón, mi papa está loco, y por eso nadie me quiere (tallaba mis ojos de manera circular sin parar de suspirar)
-claro que no, mira, yo si te quiero, (me apretó fuerte contra su pecho y yo respondí al abrazo)
-¿pero yo no te conozco? (lo mire pensativa a los ojos sin dejar de abrigarme en sus brazos)
-pero yo sí, te veo todos los días con tu mochila rosa (volvió a sonreír mientras me acomodaba el cabello)
-detesto esa mochila (dije con cierto aire de molestia)
-enserio, y ¿por qué la usas? (pregunto muy interesado)
-mama insiste que debo usar cosas de niñas, pero el rosa no me gusta ni los tontos tutus de ballet (lance una fuerte bocanada de aire a causa del frio)
-pero tu luces muy linda con esos tutus, nadie luce igual de bella como tú.
-no quiero vivir aquí, todo la gente de aquí me odia y me dice loca (me pare y mire hacia mi casa)
-pero no te debe de importar la demás gente, solo te debe importar las personas que de verdad quieras y que te quieran (se paró junto a mí y se puso a mi altura)
-pero ¿y si no hay nadie que me quiera?, todos dicen que papa nos dejó a mama y a mí por su investigación, su estúpida investigación (llore de nuevo)
-ssshh, calma, calma, no hagas caso de lo que diga la gente, lo hacen por envidia, para lastimarte (me seco las lágrimas con el pañuelo)
-¡los odio a todos!, yo no quiero ser hija de él, ¡¿porque?! (Lance mi mano contra una rama, la sangre hiriente comenzó a brotar, ardía por el frio que hacia)
Él se extasió con el olor, sacudió su cabeza y mordió su labio, volteo su cara y me miro de nuevo pero esta vez pude apreciar bien su cara, era una cara que nunca olvidaría, esos ojos eran de un rojo obscuro, casi negro brillaban como si fueran rubíes eran grandes, penetrantes y era imposible no verlos, su piel era casi como la nieve, blanca y suave su nariz parecía a ver sido moldeada por los mismos ángeles, su cara era la de un ángel, sus labios eran dos finas líneas curveadas en forma de corazón de un rojo suave como si la sangre le rellenara sus labios y sus pómulos parecían a ver sido matizados d un sutil rojo. Tomo mi rostro entre sus frías y suaves manos, me detuvo así por un largo instante que me pareció una eternidad me tomo entre sus brazos y me abrazo fuertemente me miro de nuevo a los ojos y dijo esas palabras que nunca olvide:
-tu eres la más especial persona que pueda existir, y tu odio no es merecido por nadie, no saben que su indiferencia hacia ti no es más que pura envidia, tu presencia no es merecida por ningún ser en este mundo que te ha traído a sufrir, tus lagrimas alimentan mi dolor y tu felicidad solo me hacen saber que mi trabajo ha sido bien hecho, te amo, nunca olvidare este día, cuídate que yo siempre estaré cerca de ti, no me olvides,…
Cuando dijo esto último beso mis mejillas dulcemente y me dio una rosa envuelta en un listón blanco, mis mejillas ardieron al contacto de sus labios, al mirar a mi alrededor ya no estaba, solo me quedaba su dulce voz en mi mente, su aroma y aquella rosa. Baje a toda prisa hacia mi casa, todavía atónita por aquel muchacho tan gentil, que sin conocerme me dio la felicidad que no recibí en mis escasos 6 años de vida, corrí hasta llegar a dentro todos me miraban extrañados con la sonrisa en mi cara busque mi jarrón favorito de porcelana y puse aquella rosa que parecía inmortal e inmune al frio abrase el jarrón y lo lleve a mi cuarto y lo puse en la ventana, mire aquel lugar donde por primera vez lo vi a él, aquel ángel que me dio todo con una palabra suya, en una sola noche con una sola rosa, caí atónita en mi cama en el más dulce sueño que jamás tuve, con el más hermoso y dulce ángel y con la más dulce y maligna voz que me siguió desde aquel día y estuvo en todos mis sueños, fue aquel día en el que conocí a mi único amor, mi amor eterno,…”
Desperté sobre saltada, sudando a chorro, mi corazón latía loco e irregular, no podía creer que tuviera ese sueño otra vez, ya lo había dejado en el pasado, ya casi lo había olvidado.
Sacudí mi cabeza y me golpee un par de veces, trate de despejarme, pero me fue casi imposible, como olvidar aquella voz, esa voz que me seguía como si fuera un fantasma, un alma en pena, esa voz tan dulce y penetrante, tan inolvidable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario