lunes, 28 de marzo de 2011

Capitulo 20




Escapada.



Estuvimos un rato de caza. Trate de alimentarme lo más que pude para estar lista para lo que iba a hacer. Trate de no pensarlo demasiado para que papá no lo notara y al parecer lo logre porque me trato como normalmente lo hace.

Cuando volvimos de caza, con la excusa de querer caminar salí al bosque para poder pensar, una vez que estuve lo suficientemente lejos pensé: como encontraría la manera de comunicarme con Alec, y de pronto me llego una idea, los sueños.

No podría dormir en casa, ya que papá sabría lo que soñaría así que me dirigí a la cabaña de mis padres.

Al llegar pase directo a mi habitación, y me recosté sobre mi cama buscando el sueño que por supuesto no encontré ya que estaba muy agitada.

Intente un método para tranquilizarme, normalice mis respiraciones y deje mi mente en blanco y al parecer funciono porque no sé en qué momento me dormí. Al rato de estar en la inconsciencia sentí como me dejaba llevar a ese tipo de sueños que estaba esperando.

Este sueño se materializo en el bosque, en el mismo lugar de la última vez donde halamos Alec y yo salvo que era de día y este brillaba como mil diamantes bajo el sol.

—Veo que ya nos estamos conociendo mejor, ¿Cómo supiste que vendría?

—No lo sabía, solo lo esperaba, es que tengo que hablar contigo

—ya veo, ¿y es serio? —dijo en tono de burla.

—No te burles, esto te va a gradar. Y aunque no lo creas si es serio.

—Esto promete ser interesante— contesto mientras se sentaba en la grama.

—de verdad que si— dije contestando a su comentario mientras pensaba como empezar lo que diría. — ¿recuerdas que dijiste que no sería difícil escapar de nadie?

—Claro, ¿Qué quieres hacer? —alzo una ceja con gesto de sospecha.

—Ya decidí, iré a Italia contigo…

—De verdad que esto sí es interesante— dijo abriendo los ojos como platos.

—Déjame terminar—dije un poco disgustada—, el inconveniente de irme contigo es mi familia, necesito irme sin que se den cuenta para que no me detengan.

—Es cierto—dijo serio—, y ya se cuando nos iremos, mañana por la mañana cuando vayas a la escuela.

—Pero no sería un poco sospechoso que me vaya a la escuela con una maleta de ropa.

—No tienes que llevarte nada, lo que necesites puedes comprarlo en Volterra.

—Si tú lo dices.
Ya estaba nerviosa, el se quedo mirándome serio y dijo:

—No te preocupes de nada, yo me encargare de todo incluyendo los pasajes. Además quiero que sepas que no tienes porque temer de nada, cualquier cosa yo cuidare de ti porque…
Se quedo como pensando si decir lo que iba a decir y por eso insistí.

— ¿Por qué?

—Porque en estas pocas semanas descubrí que eres una persona muy especial y no en el sentido como Aro lo podría pensar, si no en tu forma de ser, eres especial.

Me sonroje, nunca pensé escuchar algo así de la boca de Alec y menos dirigido a mí.

—Eh, debo irme ya debe ser de noche y mi familia sospechara y no nos…

En eso desperté, y como supuse ya era de noche. Me encamine hacia la casa grande. Cuando llegue casi todos los miembros de mi familia estaban reunidos en la sala.

—Hola cariño, ¿Dónde estabas? —pregunto papá.

—Es que caminando me tope con la cabaña, pase y me quede dormida un buen rato ahí.

Mientras explicaba la tía Rose bajo las escaleras y se acerco a mi sonriente con una cajita blanca en las manos.

—Te tengo un pequeño detalle querida —extendió la cajita a mí.

—Gracias—dije un poco confundida, luego  detalle la cajita, tenía la foto de un teléfono celular.

—Pensé que ya era hora de que lo tuvieras, por emergencias o lo que quieras. Este es el número.

Sonreí y lo abrí, era hermoso.

—Tía gracias de verdad—la abrace y me dio remordimiento por lo que les iba a hacer a todos, pero era necesario para que no se preocuparan mas por mí.

Luego de eso subí a mi habitación a preparar todo para mañana y sin cenar me quede dormida.

Desperté un poco ansiosa, toda esta situación me ponía los nervios de punta. Hice mi rutina matutina —incluyendo el desayuno—y me despedí de mi familia para “ir a la escuela”.

En mi bolso en vez de llevar libros, llevaba el pasaporte, dinero y mi cepillo de dientes.

Arranque en el auto de mamá y sin pensarlo demasiado tome camino al aeropuerto. Llegue más rápido de lo que pensé y ahí en la entrada estaba Alec esperándome.

—Hola, ¿estás lista? El avión sale en una hora.

—Estoy un poco nerviosa, pero bien.

—Ok—fue lo único que respondió.
Nos sentamos a esperar, pasaron cincuenta minutos—los más largos de mi vida—, mientras que yo esperaba que este no fuera uno de esos días en que la tía Alice logra verme, tuve el presentimiento de que así seria y ahí sentí vibrar mi nuevo teléfono.

Ya había guardado los números de todos mis familiares, y cuando vi la persona que llamaba decía papá. Con todo el dolor de mi alma ignore la llamada y apague el celular.

Pasado los diez minutos que restaban llamaron a todos los pasajeros de nuestro vuelo, Alec estaba muy callado y de verdad lo agradecía ya que me sentía demasiado mal por irme sin avisar como para hablar con alguien.

Dimos nuestros pasajes—de primera clase— y nos dirigimos al avión. Cuando nos sentamos en nuestros asientos me puse más tensa de lo que estaba antes y Alec lo noto, acto seguido tomo mi mano para decirme:

—Ya no te preocupes, todo saldrá bien.

Yo solo asentí, y por alguna razón no me sentí incomoda al sentir su mano fría sobre la mía.

Con los nervios a flor de piel y sintiéndome una basura el avión tomo vuelo, y asi me prepare para estar varias horas camino a Volterra

2 comentarios:

  1. Dios¡¡¡¡ esta loca¡¡¡¡ no lo puedo creer Alec se enamoro de ella o eso parece, eso es algo muy extraño pero genial¡¡¡¡¡ sigue así cada vez se pone más interesante

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