Capitulo 4

Deja vu

Me encantan las motos, sientes el aire golpear tu piel tu cabello y vas a tanta velocidad. Estaba en la moto con Jacob camino a la reserva quileute a ver a Billy.

Hace años antes de irnos de Forks, papa me conto como era la relación de los Cullen y los quileute. Tenían una especie de tratado que umpedia pasar a los Cullen a sus tierras, ¿como habrá sido para mama eso? Tener que vivir la rivalidad entre el amor de tu existencia y tu mejor amigo en el universo. Creo que yo no lo hubiese soportado.

Llegamos a la reserva y me lleno de ilusión ver las aguas de la playa con su siempre tonalidad gris debido a las nubes de lluvia, y recordé la muchas tardes de juegos que tuve en esta reserva junto a Jacob. Estacionamos la moto en el garaje de la casita roja donde viven Jaco y Billy me quite el casco y me puse a detallar el lugar. Era como una especie de garaje improvisado donde había unas bolsas negras grandes herramientas por todos lados y polvo como si no hubiese gente muy seguido por aquí, y allí estaba una moto roja muy parecida a la de Jacob me pregunte de quien podría ser, no creo que de Billy por supuesto.

Jacob sigue mi mirada para darse cuenta que mi vista estaba fija en la moto. —Esa moto es de tu madre Nessie— dijo como si me hubiese leído el pensamiento.

— ¿Enserio? — no pude decir más nada porque no me imaginaba a mi madre en esa cosa. —¿qué hace aquí?  

—es una de las cosas que solíamos hacer antes de que se casara— dijo con expresión ausente, como si estuviera recordando ese tiempo.

—Deberías enseñarme— a mi si me imaginaba encima de ella, eso me emocionaba—pasaríamos más tiempo juntos y tendría una moto para ir a la escuela, seria genial.

—Cálmate, no creas que te enseñare— me desilusionaron esas palabras y me sentí molestas— ya tuve una mala experiencia con bella cuando era humana, no quiero que te pase nada a ti y de todas formas tu padre no te dejaría jamás. Me mataría si lo hago a escondidas cosa que jamás podría hacer, y lo sabes— sonrió mientras yo estaba seria, era primera vez que Jacob no me daba lo que quería estaba molesta aunque sonara egoísta de mi parte.

Me senté en una silla que estaba cerca de la moto de mamá sin decir una palabra. Jacob se acerco y me puso la mano sobre el hombro yo me la sacudí enseguida. Lo mire por el rabillo del ojo y vi que me observaba asombrado.

— ¿de verdad estas molesta? ¿Porque no te quiero enseñar? — Sonrió con ganas dejando ver su blanca sonrisa

— estás haciendo un berrinche por uno estupidez Nessie.

—Es que de verdad quiero aprender Jacob— le dije con gesto obstinado— y su tu no me enseñas, ¿Quién lo hará?

—Nadie, las motos son peligrosas y fin de la discusión— dijo realmente serio. En ese momento recordé que en la escuela cuando me recogió se veía realmente obstinado.

— ¿Por qué estabas obstinado?

—no sé de que estas hablado— me dijo desviando la mirada, y sé que el sabia a que me refería y por eso insistí

— sabes a que me refiero, en la escuela cuando llegaste.

—no, por nada en especial— al parecer no quería decirme, y por eso no le insistí aunque me moría de ganas por saber. —eh, bueno veras a Billy o ¿prefieres hacer otra cosa?

—No, quiero ver a Billy— dije emocionada— vamos a ver si me reconoce.

Jacob me tomo de la mano tal y como hacia cuando era pequeña y me saco de la cochea dirigiéndome adentro de la casa roja. Entramos y ahí viendo la televisión estaba Billy en su silla de ruedas. Me sorprendía saber que no había cambiado mucho al igual que todas las cosas que recordaba, tal vez la única que había cambiado era yo. El me miro sorprendido como si no supiera quién soy, no los culpo ya que de verdad había cambiado demasiado en tan poco tiempo.

— ¿Renesmee? Sé que eres tú. Has cambiado demasiado pequeña— me sonrió y me dejo ver su hermosa dentadura blanca— estas más hermosa que nunca— y me extendió los brazos dándome la bienvenida.

Si ayer me sentí en casa, el sentimiento había crecido de nuevo. La Push era parte de mi infancia, y también las pocas personas que habitaban en ella, en ese momento me dieron mas ganas de saludar a la manada. Solté a Billy y mire a Jacob quien me sonreía.

—Vamos a ver a los chicos— le dije eufórica— ya los extraño demasiado.

—No prefiere comer algo primero— me pregunto.

—La verdad, no. ¡Vamos a casa de Emily!

—Está bien, lo que tú quieras Nessie.

Salimos de la casa roja que ya tantos recuerdos me traía y caminamos por la playa en dirección a casa de Emily la novia de Sam, ya que sabía que ambas manadas estarían ahí. Caminamos un buen rato sin decir una palabra, pero no importaba con Jacob no me sentía que tenía que llenar el silencio con parloteo de ningún tipo. Llegamos a la casa de Emily y pareciera que nos hubiera escuchado llegar ya que de la pequeña puerta blanca salieron un montón de chicos con solo unos shorts de vestimentas. Enseguida reconocí a Seth, Quil, Embry, Paul, Sam, Jared, y a la única chica aparte de Emily, Leah.

—Jake te estábamos esperando, veo que viniste acompañado— dijo el que reconocí como Seth.  

—sí, chicos ella es Renesmee ya la conocen. — todos me miraron sonrientes pero sorprendidos y la primera en romper el silencio fue Emily.

—Qué bueno que estés aquí pequeña, has cambiado mucho—y me dio un abrazo amistoso. Luego siguieron los demás diciéndome que tanto había cambiado y cosas así. Luego vi a Leah, que me miraba de reojo. La fui a saludar.

—Hola Leah, ¿cómo va todo? — ella me miro con una expresión que no reconocí.

—eh, hola Nessie. Todo bien. — y camino hasta que la perdimos de vista. Jacob se me acerco y me paso el brazo por encima del hombro y me susurro al oído— no le hagas caso a Leah, está un poco loca. — me dieron ganas de reír, pero no lo hice. Esa reacción me dejo sorprendida, ¿Qué le había hecho?

Pasamos a la casa de Emily, y todos parloteaban cosas que no comprendía. Imagine, eh cosa de lobos. La estaba pasando genial charlamos y nos divertíamos.

—Renesmee, ¿Qué tal la escuela? — me pregunto Seth sin verdadera curiosidad, para hacer conversación.

—Pues, bien. Es algo aburrida muchas cosas las se desde hace tiempo— Dije con gesto ausente— lo bueno es que conozco gente interesante como ese tal Christian y una chica, Nathaly. Son muy amables conmigo— sonreí al recordar a estos chicos.

—ese tal Christian ¿era el que estaba contigo cuando te recogí en la escuela? — Pregunto Jacob.

—Eh, si— dije sin interés.

— ¿Quieres pastel Nessie? —pregunto Emily. Y ahí acabo el tema de la escuela, porque al parecer todos tenían hambre. De verdad que estos chicos comían, me dejaron sorprendida.

No pude comer mucho que se diga, ya que Seth hacia tantas muecas al comer que no pude dejar de reír y se me fue el apetito. Eran todos tan graciosos, que no pude comprender como pude vivir cuatro años de mi vida sin ellos.

Luego de una divertida tarde con mis queridos lobos, Jacob decidió que era hora de volver a casa. Pase a despedirme de Billy y nos subimos a la moto de Jacob.

Al llegar a casa note un aire de tensión, que no notaba desde hace años, mire a la tia Alice que tenia la mirada perdida y semblante preocupado al igual que los demás. Esto me trajo muchos recuerdos de cuando… vinieron los Vulturis.

— ¿Qué ocurre? — pregunto Jacob preocupado directamente a mama. Pero ella no respondió porque estaba sumida en sus propios pensamientos.

—vuelven, como prometieron aquella vez. Vienen Aro, Marco, Cayo, Jane, Alec, Felix y Demetri— dijo papa al igual que mama con gesto ausente y tomando a mama por la cintura.

— ¿A quién mas querías? — pregunto Jacob con tono sarcástico.

No me sentía preocupada al igual que los demás, sabía que solo venían a ver como seguía mi desarrollo que ya estaba a puto de finalizar. Por alguna extraña razón no había para mi nada de qué preocuparme y que oscureciera la felicidad que sentía por el día que viví.

—no se preocupen— dije al fin—solo vienen a ver mi desarrollo, nada mas— mire a la tia Alice de nuevo— ¿cierto?

Ella me observo captando que la pregunta era para ella— No lo sé— dijo ella— no logro ver con claridad, es como si faltara una decisión por parte de alguien. O es que solo tiene que ver contigo querida, ya que nada es claro en esta visión— dijo con el mismo tono preocupado de los demás.

Mamá despertó de su trance y se acerco a mí para estrecharme en un abrazo— no te preocupes mamá, nada malo pasara.

—Otra vez, cambiamos de roles—no entendía a que se refería—tu me consuelas como una madre a su hija. — y sonrió sin que la sonrisa tocara su mirada.

Le toque el rostro para mostrarle lo tranquila que yo estaba, y que no había de que preocuparse. Ellos no nos harían daño, yo no era peligrosa. Ella siguió sonriendo, luego me beso las mejillas y el cabello.

—creo que debes ir a dormir, mañana tendrás escuela. —cuando mama me mandaba a dormir, pensaba que lo más interesante pasaba mientras dormía.

Mire a papa para asegurarme de que haya oído eso, y me correspondió con una mirada ceñuda.

—No importa lo que pienses, debes ir a dormir— hice un mohín y subí las escaleras a regañadientes, con papa pisándome los talones.

Nos dirigimos a mi habitación, y me senté al pie de mi cama con papa observándome.

—Nessie, no pudimos hablar de tu gran día de hoy—sonrió con ganas. — ¿Cómo te fue en la escuela? —le sonreí y le toque la mejilla para mostrarle lo aburrida y a la vez entretenida que podía ser. Le mostré a mis compañeros y los profesores. El sonrió— pienso lo mismo que tu mi niña, tienes muchos profesores que tuvimos tu madre y yo como el señor Banner de biología  — así se llamaba el profesor —si así se llama, bueno ve a dormir que no te perderás nada entretenido esta noche. — me beso la mejilla, se paró de mi cama y salió cerrando la puerta.

Suspire, y fui a buscar mi pijama. Me cambie, cepille mi cabello y me lave los dientes, y sin sueño me acosté en mi cama para conciliar el sueño.

Esa noche tuve un sueño, extraño de verdad. Sabía que era un sueño a pesar de verse tan real, por sus vividos colores.

Ahí estaba yo frente a mi familia en el claro cerca de casa, había un sol que no se ve todos los días en Forks. La hermosa piel de mi familia brillaba como mil diamantes.

—haz lo que creas que sea lo correcto cariño— había dicho el abuelo Carlisle con voz aterciopelada.

— ¿de qué me hablas? — pregunte sorprendida.

Mire detrás de mí, habían otros. Vampiros, todos con capuchas de distintas tonalidades. Iban del gris más claro al negro más intenso. No comprendía que hacía yo en medio del claro, entre mi familia y ellos.

—ya está decidido, bella ragazza— dijo Aro extendiendo su mano— ven con nosotros.

Por alguna extraña razón mire a Alec quien asintió para infundirme valor, y decidida le di la espalda a mi querida familia y me acerque más a ellos. Mire todos esos ojos rojos y tenebrosos que a su vez me observaban a mí y seguido de eso le tome la mano extendida a Aro.

Me desperté de golpe, un poco agitada. No entendí nada de ese sueño, no le veía lo mas mínimo de lógica. Yo jamás abandonaría a mi familia y menos por ellos.

Agudice el oído y note otro corazón latiendo a parte del mío, sabía que era Jacob por su olor. Tomo un rato para poder calmarme, y cuando al fin me calme volví a conciliar el sueño sin ningún sueño extraño.