sábado, 10 de diciembre de 2011

De una simple atracción a un gran amor; Capitulo 4

"Aunque me veas con otro, no dudes de mi querer, que los caprichos se dan mil veces, pero el corazón una sola vez"

-¡Alice! ¡Bella!

-¡Chicas!-nos levantamos del banco en el que nos hallábamos y nos acercamos.

-Mira nada más que tenemos aquí- dijo mi rubia amiga sonriendo.

-Bella, que alegría verte después de tanto- hablo ahora Renesmee. Me sorprendió mucho que solo me saludara mí y que Al no dijera nada, lo deje pasar.

-Tenemos mucho de qué hablar- dijo Al sonriendo pero mirándome de soslayo.

Así, nos dirigimos al salón de belleza para arreglarnos y conversar. Extraña salida, lo sé, después de no vernos por años, vamos a un salón de belleza, hilarante.

Rose nos contó todo que sucedía en su vida. Era psicóloga en un prestigioso hospital de Los Ángeles en el cual encontró, según ella, al amor de su vida, Emmett. No sabía el por qué pero ese nombre se me hacía vagamente familiar.

-¡Oh, Rose! Estas saliendo con mi primo, el oso ¡Qué alegría!-técnicamente grito Al. He ahí la razón de que me sonara familiar, Emmett Cullen- .Vale, me calmo. Tu turno Nessie.

-Bueno…soy abogada, perdí al gran amor de mi vida y…me casé con mi mejor amigo, obviamente no lo amo- dijo Ness con tristeza. Cuando Al escucho eso se quedó un momento sin respiración-, por cierto, Alice, tú sabías todo eso…a la final es tu primo- se encogió de hombros como restándole importancia. En ese momento mi mundo comenzó a caerse a pedazos. El mundo no podía ser tan pequeño…

-¡Oh por Dios!- chillo emocionada, Rose-. Tú eres la esposa de Edward-ahí, no aguante más…una lagrima traicionera escapo de la comisura de mi ojo derecho… ¡Santo Cielo! ¿Qué me pasaba? No llevaba ni un día completo de conocerlo y ya estaba así por él…imposible.

Sequé la lagrima lo más rápido posible para que las chicas no se dieran cuenta y empezaran con un interrogatorio al que yo no podría contestar.

-Sí…-dijo Nessie con tristeza-. Tu turno, Bella- trataba de cambiar de tema y yo la ayudaría. No podría soportar que unas de mis mejores amigas, hable del hombre de cual yo estaba…

-¡Bells!- grito Al, sacándome de mis pensamientos. La miré y ella con la mirada me dijo que hablara rápido. Lo que obedecí.

-Vale…- suspire-. Diseñadora grafica, también me casé con mi mejor amigo, y estoy…- "loca por tu esposo, Renesmee" pensé- estoy loca por otro- dije bajando la mirada.

-¡Oh my God!- dijo una muy asombrada, Ness-. ¿Cómo se llama tu esposo?

-Jacob, Jacob Black- eso sonó tan a Bond…Me percate de que de que Renesmee se quedó en shock y con los ojos como platos. Eso me pareció muy raro.

-¿Qué pasa?- preguntó Rose preocupada.

-No lo puedo creer, es demasiado increíble- susurraba cosas sin sentido.

-Renesmee, dinos qué te pasa- Alice estaba muy asustada y no dejaba de veme raro…

-Yo…yo…-comenzó a tartamudear, se la veía muy mal-, me iba a casar con él. Jacob Black era el amor de mi vida- soltó con mucha tristeza y amargura, para entonces su bello rostro estaba abnegado en lágrimas.

Ok, ahora me preguntaba seriamente si una persona podía morir de impresión.

El mundo no podía ser tan pequeño.

-¡¿Qué?- pregunté muy sorprendida.

-Este mundo es tan pequeño…-dijo Rose mirándome raro, como si supiera algo más…ella no podía saber nada… ¿o sí?

Yo sabía que Jacob había terminado con alguien a quien en realidad amaba, ya que a ambos los obligaron a casarse con otro. Pero nunca jamás se me habría pasado por la cabeza que fuera Renesmee. Que vueltas da la vida…ella enamorada de mi esposo, y yo técnicamente traicionándolo con el suyo.

Ness aparentemente ya se había calmado y me veía ilusionada, será que algo digo y no la escuche.

-¿Qué dices, Belly?- ¿De qué demonios hablaba?

-Disculpa… ¿Qué dijiste?- ahora si salí completamente de mi trance.

-Si alguno de estos días podríamos salir a comer o algo los cuatro; ya sabes, Jacob, Edward, tú y yo.

¡¿Qué rayos le decía ahora?

No estaba segura de que podría pasar si nos reuniéramos los cuatro…estaba aterrada. Pero no podía simplemente decir que no, ella sospecharía algo…

-Yo…supongo que sí- mi mente solo ocupaba sus neuronas pensando en él.

Mire mi reloj, eran las 3:30…

¡Oh por Dios! Solo 30 minutos.

Después de haber pasado la tarde conversando y comprando cosas-obviamente nada fue igual-; ahora nos encontrábamos en una heladería. Decidí mandarle un mensaje a Alice para que me ayudara. Saqué disimuladamente mi Blackberry.

"Al, tengo una cita importante en 30 minutos. Necesito tu ayuda."

Con Alice unas simples palabras eran suficientes para que entendiera todo.

"¡Oh, amiga! Lo sabia…ha-ha-ha…tú sabes mi habilidad de ver el futuro xD. En un par de minutos las chicas se van y te ayudo a arreglarte para mi primito."

La miré sorprendida y ella solo sonrió con suficiencia.

-Bien…-dijo Ness mirando su reloj-, nosotras ya nos vamos, vine con Rose, y si no me equivoco en un rato más, ella tiene un cita con su "osito"- rió pero no estaba alegre, la conocía lo suficiente para darme cuenta de eso.

Mire la hora y quede boquiabierta. Alice en realidad veía el futuro, apenas habían pasado 2 minutos.

-Exactamente, tengo que verlo en un pub cerca de aquí- respondió Rose. No entendía el por qué de que pasara toda la tarde mirándome raro. Eso me asustaba hasta cierto punto.

-Bueno…espero entonces, verlas pronto- dije sonriendo en lo que Rose me daba un abrazo.

-No soy tonta, Bella, hablaremos después- susurro para que nadie aparte de mí la oyera. La mire con los ojos abiertos como platos y ella solo asintió.

Nos despedimos de las dos y yo aun estaba asustada. Rosalie no podía saber nada, era imposible.

Apenas las chicas se fueron Alice comenzó a rebuscar entre las bolsas de compras, viendo que me pondría-

-Mira, ponte esto- dijo pasándome un vestido negro pegado al cuerpo con un cinturón negro en la cintura y unos tacones rojos. Me metí en el baño y me vestí.

-Entonces… ¿me veo bien?- pregunte frunciendo el ceño al salir del baño.

-Obvio, querida- sonrió pícaramente-. Tengo que ver a Jazz en el cine; cualquier cosa me llamas, diviértete- capté el doble sentido de lo último. Se despidió de mí y se fue.

Caminé tranquilamente hasta donde acordamos. En una mesa apartada de las demás estaba mi bello Adonis. Me miró y sus ojos brillaron de una manera extraña, eso me recordó algo hace unos meses…lo olvide ya que no era posible.

-Hola, hermosa-se paró, beso mi mejilla a modo de saludo y como todo un caballero, sacó una silla para mí.

-Hola- fue todo lo que pude decir mientras me sentaba y notaba el ya conocido calor en mis mejillas.

Cuando mire más atentamente, me di cuenta de que enfrente de mi había un Cappuccino de vainilla, mi favorito.

-Me tomé las libertad de pedirte un Cappuccino, espero te guste- musito sonriendo de lado.

-Gracias, de hecho, es mi favorito- dije mirándolo y el sonrió aun más.

-También es el mío.

Pasamos alrededor de unas 2 horas conversando de nuestras vidas, conociéndonos mejor, pero siempre saltándonos la parte más importante. Los dos éramos casados.

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