martes, 22 de febrero de 2011

Capitulo 11







Preparando una fiesta.



Íbamos camino a la ciudad, para hartarnos de las tiendas. Teníamos seis horas para comprar todo lo necesario para la mejor fiesta; donde habría toda clase de personas empezando por vampiros, siguiendo a los humanos, luego los licántropos y después yo.

Llegamos a Port Angeles en tiempo record, cosa que era de esperarse con al tía Alice manejando.

Entramos a una tienda esotérica donde a la vez vendían objetos para fiestas.
Habían tantas cosas lindas como antifaces y plumas de muchos colores rosa, azul, rojo… y muchos más.

— ¿Cariño que color te gusta? —dijo la tía Alice sacándome del hilo de mis pensamientos.

—Rojo y rosa— dijimos a la vez Jacob y yo. Me reí.

La tía Alice empezó a meter en tres cestas (cada uno de nosotros tenía una) miles do bolsas de globos rojos y rosas. Tendríamos que comprar una máquina para llenar todo esto. Luego fue a donde estaban las plumas y metió hileras de plumas de todos los colores.

—Sera una fiesta de antifaces, todos tendrán sus antifaces y no se podrán reconocer. Aunque ¿a quién invitaras?, apenas vas empezando la escuela como para tener un montón de amigos.

—Christian y Nathaly están invitados, y bueno estos últimos cuatro días ya veré a quien más invitar de la escuela. Todos los lobos van con sus novias, ya lo sabes Jacob es tu deber decirles todos los días para que no falten.

—Prometido—respondió Jacob.

Seguíamos en la misma tienda, y mientras la tía Alice metía todo lo que se pasaba en frente yo veía los antifaces de plástico que estaban hermosos.

Y encontré en propio para mí. La base era de un color dorado brillante con unas líneas que terminaban en ondas y la parte de los ojos era un dorado casi blanco con escarcha, en el borde de este tenía unos detalles con un tipo de cinta también dorada. Era tan hermoso.

—Tía Alice, ¿podrías llevar este para mí? —dije con una sonrisa entusiasta.

—Que hermosura cariño, por supuesto que lo llevaremos.

Tomo con delicadeza el antifaz y se lo colgó del cuello, al parecer no lo pondría con los demás.

Jacob me alcanzo y empezó a ver las diferentes cosas conmigo. Me mostro un tal polvo pica-pica, y un especie de juguete que te ponías en la mano y vibraba. Había muchas cosas en este lugar, era encantador.

Me encantaba ir de compras, nunca había límite y menos con la tía Alice.
Compramos muchas cosas para la decoración de nuevo en tiempo record, todavía nos quedaban cuatro horas para comprar un vestido para mí. La tía 

Alice como era de esperarse se sabía la ciudad como la palma de su mano y nos llevo a una tienda sencilla pero con ropas hermosas.
Desde que llegue me encanto un vestido vino, que tenia dobladillos desde su inicio hasta su fin. Lo tome para probármelo y me quedaba perfecto.

— ¿Qué les parece? — pregunte al aire sabiendo que las personas correctas contestarían.
Vi a la tía Alice asomarse por un perchero muy cerca de mí, sonrió con ganas.

—Hecho a tu medida, es perfecto para ti.

— ¿Jake?Lo busque con la mirada pero no lo encontré, ¿Dónde se había metido?

— ¿Sí? —respondió Jacob saliendo de un probador que estaba al lado de mi. Tenía puesto un jean azul intenso y una camisa morada oscura, casi negra. Se le veía muy bien.

—Wow Jake, te ves genial.

— ¿Tú crees? — se voltio para mirarme. —wow, la que se ve espectacular eres tú.

Me sonroje un poco, y sonreí ya que sabía que era cierto. Vi a la tía Alice que tenía mucha ropa en sus manos. Note que eran de las tallas de todos mis familiares, ese era el trabajo de mi querida tía vestirnos a todos perfectos aunque hay algunos que no les agradara como a mamá, que en realidad era la única que no le agradaba.

Me probé tanta ropa que no recuerdo cuales prendas fueron las primeras, Jake estaba frustrado porque también lo obligaron a probarse ropa nueva y todo iba por cuenta de los Cullen. La cuenta de verdad seria exageradamente alta pero al parecer eso era lo que menos importaba.

Luego de eso fuimos a la tienda para comprar mis zapatos nuevos, me probé unos dorados y fueron los únicos que compramos porque a Jake le sonaban las tripas, ambos teníamos hambre.
Dejamos todo en el auto y fuimos a un restaurante, dos cuadras mas allá de la tienda de zapatos.


—Coman lo que quieran, yo volveré pronto y si terminan antes que vuelva paguen con esto— me dio una tarjeta dorada. —Buen provecho—me dio un beso en la frente y se fue caminando en dirección contraria al restaurante.

—Me gusta la actitud de Alice, tengo tanta hambre que me podría comer el restaurante entero.

—No nos podemos aprovechar.

—No te preocupes solo es una broma.

—Si te gusta tanto la actitud de la tía Alice, ¿porque esa cara al probarte la ropa?—le dije con gesto burlón.

—Es que en eso es muy exagerada.

Sonreí, ya que tenía razón. Caminamos para entrar al restaurante y hablamos con la encargada.

—Disculpe, ¿podría darnos una mesa para dos? — dije cortésmente.

—Por supuesto— dijo la encargada dirigiéndonos a una mesa pegada al ventanal del restaurant, podíamos ver todo lo que estuviera afuera. Nos sentamos y la encargada nos dio las cartas para que pudiéramos ordenar.
Yo ordene una hamburguesa, y Jacob dos iguales a las mías. Estaba muy feliz por todo lo que habíamos comprado ahora solo faltaban los invitados.

—Nessie ¿Qué quieres de cumpleaños?

—Si es un regalo de tu parte, solo quiero que estés allá— dije sonriendo.  

—Es enserio, no quiero que sea como aquella pulsera que te regale de pequeña, que Edward se enojo por ella.

— ¿Por qué se enojo?

—Porque era una pulsera en forma de anillo de compromiso quileute.

—Si quieres regalarme algo, que sea lo que tú quieras. Lo dejo a tu imaginación, y sabes que no podre saber porque la tía Alice no te ve— le guiñe un ojo.

—Está bien si quieres que quede a mi imaginación, solo te advierto que estoy un poco loco así que no te vayas a sorprender.   

Deje que mi imaginación volara, pensando ¿Qué podría regalarme Jake? Comimos nuestras hamburguesas en silencio y cuando terminamos le di la tarjeta a Jake para que pagara todo mas una porción de pastel de chocolate que pedí para ambos.

Fuimos en busca del auto de la tía Alice, para que nos fuéramos a Forks. Ya iba a oscurecer, aunque eso es lo que menos me importaba. Pero mañana seria mi primer lunes de escuela y seria un poco pesado volver a la rutina nueva de la semana pasada.

A los pocos minutos nos encontramos con la tía Alice que cargaba más bolsas de las que habíamos guardado, y créanme que les digo que habíamos guardado ya demasiadas. Jacob casi no cavia en el asientos trasero del Porsche.

Arrancamos a toda velocidad a Forks, pero no recuerdo mucho el camino porque me quede dormida. Soñé algo muy lindo, estaba en la Push con Jake era un día soleado y estábamos con los chicos de la manada todos bromeaban y se reían de sí mismos.

Desperté queriendo realizar ese sueño, pero ya seria para la otra semana.
Al día siguiente, me desperté entusiasmada ya que solo faltaban cuatro días y hoy invitaría a mis amigos a mi casa para el mejor cumpleaños de la historia: el mío.

Me vestí y baje para desayunar, y ya en la mesa se hallaban la tía Alice, mamá y la abuela Esme.

—Buenos días— dije demasiado alegre para ser temprano por la mañana un lunes.

— ¿Estas entusiasmada cariño? — dijo mamá con una sonrisa dulce.

—Sí, tenemos que invitar al abuelo Charlie. Tú te encargas de eso mamá.

—Si cariño, se invitara a quien tú quieras.

Desayune rápido para poder ir a la escuela, hoy me llevaría papá pero a partir del jueves iría yo sola. Cumpliría “diecisiete” e iba a tener mi licencia gracias al tío Jasper.

—No te creas, que antes debes tomar clases, nuca has tocado un auto par manejarlo. — dijo papá respondiendo a mis pensamientos.
Le sonreí y le di un beso en la mejilla. Tome unos papeles con la dirección de la casa que estaban en la mesa de la sala de estar escrito por la tía Alice para entregárselo a mis amigos y nos fuimos a la escuela.

Una vez halla fui a mi clase de biología, todavía era temprano pero seguro ya habría gente en el aula.
Estaba la persona que esperaba: Christian.

—Hola Renesmee, ¿Qué tal tu fin de semana?

—Excelente, ¿y el tuyo?

—Pues no estuvo mal.

—Oye, el jueves será mi cumpleaños y…

—Enserio, ¡qué bien!

— ¡Sí!, mira hare una fiesta y quiero que tu y Nathaly estén allá. Esta es la dirección, es un poco lejos pero podrían ir juntos así ninguno se pierde.

—Está bien, le toca conducir a Nath ella conoce mejor a Forks.

—Claro, en la siguiente clase le diré y si quieres llevar a alguien llévala.


Todo iba perfecto, sería mi mejor fiesta y como dice Jake, será memorable.  

4 comentarios:

  1. Hola! encontre tu blog mirando unas cosas y me intrigo bastante! sigue asi!

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  2. es genial¡¡¡¡¡¡¡ tienes un don encerio¡¡¡es muy buena la historia¡¡¡espero que escribas que paso en la fiestaaa

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  3. claro que lo voy a escribir, sera el proximo cap :D

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