domingo, 4 de diciembre de 2011

Capitulo 3 "Los Cullen"

-Bueno familia, ella es Caroline – presento mi amiga señalándome. Todos enfocaron sus ojos color ámbar en mí, con gesto amable. Sentí alivio.

-Es un placer conocerlos – salude haciendo uso de mis modales.

-Ellos son mis padres – señalo Carlie.

- Hola Caroline – saludo una mujer menuda y castaña con el cabello largo. Tenía unas facciones tan perfectas y al sonreírme su cara parecía la de un ángel – es un gusto conocerte al fin.

-Igualmente señora Cullen.

-Mi nombre es Isabella, puedes decirme Bella.

-¿Isabella? – Repetí - ¿Es usted hija de Charlie?

Sonrió y asintió – Si. Supongo que me nombro un par de veces.

-Yo diría que muchas – y no mentía Charlie me había contado de su hija, que ahora vivía en otro país. Supuse que él estaba enterado de todo y mentía para seguir la mentira que ellos mantenían ante todos. Me pregunte por un segundo si él era uno de ellos…

No, el no poseía esa perfección, ni ese color de ojos que de seguro eran más que una coincidencia entre ellos.

- Edward – se presento el hombre que abrazaba a Isabella por la cintura de manera posesiva pero natural. El era simplemente perfecto. Trate de buscar alguna imperfección pero no había ninguna, no pase por alto el detalle de que tenía el mismo color de cabello que Carlie. Mi amiga era muy parecida a él.

-Un gusto, Sr. Cullen.

El asintió con una sonrisa tranquilizadora – Edward – repitió para que lo llamara de una manera no tan formal.

-Ellos son míos tíos. Alice, Jasper, Rosalie y Emmett – Carlie señalaba a cada persona a medida que iba diciendo su nombre.

-Hasta que te vemos por aquí – dijo una pequeña mujer de aspecto de duende, con un cabello negro oscuro corto cuyas puntas apuntaban en todas direcciones, ella era hermosa y la palabra se quedaba corta. Me dio la mano. Extendí mi mano y tome la suya, su temperatura me sorprendió, de nuevo, era como tocar un hielo.

-Caroline – dije tratando de que no notara como su temperatura me había afectado.

-Somos algo fríos cariño, no temas – dijo ella al tiempo que soltaba mi mano y supe que mis intentos habían sido en vano.

Sonreí avergonzada – Car…Renesmee no me lo dijo. Lo siento.

-No hay problema – sonrió ampliamente, parecía feliz de tenerme allí.

-El es mi esposo Jasper – presento Alice.

El hombre rubio, que estaba parado al lado de la amable vampira, asintió. El era lo que podía ser la envidia de todos los modelos y actores del planeta, sus facciones denotaban una belleza extrema y en especial sus ojos ámbar combinaban con su cabello abundante.

– Un gusto, señorita – hablo formalmente y note solo un rastro de acento sureño en el que presentaban como Jasper.

Asentí – Igualmente.

-Soy Emmett, pero si lo prefieres dime tío Emm – dijo un hombre gigante, musculoso con el aspecto similar al de un oso, pero su rostro estaba decorado con una gran sonrisa, parecía ser el único, además de Alice, que no se sentía tenso con mi presencia. Su cabello eran negro y rizado y por supuesto, el también era una pieza de perfección. Un perfecto modelo para Calvin Klein.

Sonreí sin poder evitarlo – Ok, por los momentos serás Emmett, pero supongo que gracias por la confianza.

El rio - Un amigo de mi enana – dijo y espeluco a Renesmee y esta solo se rio y volvió a acomodar su cabello – es un sobrino o en tu caso sobrina para mí.

Asentí sonriendo. El era muy agradable. Mire a la siguiente mujer que estaba junto al grandulón, una rubia, alta que tenía un cuerpo y rostro envidiado por cualquier súper modelo, ella era la perfección y la belleza juntas formando una sola persona.

-Rosalie – dijo su nombre con una sonrisa amable y en ese momento sentí como mi autoestima caía en un hoyo sin fondo. Ella era la más perfecta de todos. En realidad todos eran tan perfectos que parecían ser algo imposible. Si había pensando que Ashton Kutchner estaba bueno, era porque no había visto a la familia de Renesmee.

Asentí con una sonrisa avergonzada – Hola, Rosalie – salude tímida. Ella intimidaba un poco, y no era por no tener un gesto amable, si no que su presencia era imponente.

-Y ellos son mis abuelos – soltó Carlie sonriente mientras llamaba mi atención y fije mi vista en la siguiente pareja que estaban frente a nosotros – Esme – señalo a una mujer de cabello castaño rojizo entre liso y ondulado y qué decir, sus facciones eran más que preciosas. Sus ojos irradiaban ternura y su sonrisa calidez, de repente empecé a sentirme increíblemente cómoda – y el es Carlisle, el que te atendió – señalo a su abuelo, un hombre rubio con un rostro de estrella de cine, el primer abuelo sexy de la historia. De eso estaba segura.

-Hola, es un gusto.

-Hola cariño – saludo la mujer y para mi sorpresa su mano fue a mi mejilla y la acuno como solía hacer mi madre. La piel se me erizo por su temperatura pero habría jurado que el toque fue cálido - ¿Cómo te sientes?

Al escuchar su pregunta sentí una punzada en la cabeza y sin poder evitarlo hice una mueca – Bien. Creo.

-¿Tomaste la pastilla? – pregunto el hombre rubio con una sonrisa amable que respondía al nombre de Carlisle.

Asentí – Si. ¿Qué era?

-Un calmante, el golpe fue algo fuerte. Tuviste suerte de no necesitar unos puntos.

-Sí. Gracias por cuidarme.

-De nada cielo – respondió Esme sonriente.

-Bueno Caroline y aquí viene mi hermano, ya lo conoces – dijo Renesmee y el chico que había visto al despertar apareció en la sala, con un sándwich en la mano y me saludo agitando su mano y hablo cuando trago su comida. Se veía tan humano.

– Hola de nuevo Caroline, me alegra que no volvieras a desmayarte o algo por el estilo.

Sonreí sonrojándome – Y yo me alegro que no me estés drogando el cerebro.

El rio – Esta niña es perspicaz. No sé como Ness puedo engañarla todo este tiempo – y sin decir más se sentó en un gran mueble blanco que estaba frente al gran plasma de la sala. Encendió el televisor y se concentro viendo un juego de futbol.

Demasiado humano. ¿Quién diría que los vampiros ven Fut?

Silencio incomodo.

Entonces quise aclarar todo de una vez - Sobre todo esto, se que puede resultarles algo incomodo que yo sea humana…

-Line no es necesario – me interrumpió Carlie.

-Quiero decirlo – respondí y respire profundo – se que piensan que puedo traicionarlos e ir a contar su secreto, pero no lo hare. Este será como mi secreto y les aseguro jamás los delatare. Carlie confió en mí y lo guardare.

-Te creo – dijo la madre de mi amiga – Se que algunos humanos pueden tener el suficiente sentido de conservación para no gritar a los cuatro vientos que tiene una amiga o un novio vampiro.

Sonreí – Gracias.

-Bueno la verdad, no tenemos nada en tu contra. No nos incomoda que seas humana, pues estamos acostumbrados a convivir entre ellos. Es solo que como comprenderás, tenemos que estar seguros de a quien se lo decimos – dijo Edward.

-Pueden confiar en mí – solté sin pensar – aunque allá corrido aterrada, ahora que estoy más calmada puedo asimilar todo mejor.

-Tienes espíritu de supervivencia es lo más natural – hablo Jasper.

-La última vez que confiamos en un humano no nos fue tan mal – dijo Rosalie.

-Ella es amiga de Ren, así que es amiga de la familia – completo Emmett.

-Todo bien, Line – sonrió Renesmee.

-Bueno cielo, supongo que tienes algo de hambre – me hablo Esme.

Mi estomago rugió y todos rieron por lo bajo, me avergoncé, ellos podían escucharme. Estúpidas reacciones humanas.

-Si – no pude mentir – eso creo.

La mujer sonrió – Te preparare algo de comer.

-Oh, no es necesario. Puedo irme a casa…

-Nada de eso, te estoy invitando querida. ¿Me rechazaras un almuerzo? Se cocinar – sonrió.

Sonreí – Gracias, me encantaría quedarme a comer.

Renesmee me tomo de la mano– mientras esperamos ven conmigo, te enseñare la casa – dicho aquello me halo para que la siguiera.

Carlie me enseño toda la casa, una misión en toda su extensión. Las habitaciones eran muy espaciosas y todas tenían un ambiente diferente pero cálido y hermoso. Algo que llamo mi atención es que solo la de ella y su hermano Nahuel tenía una cama, yo solo pude asentir aturdida cuando me explico que su familia no las necesitaba. Pues no dormían. Nunca.

Ella me contaba todo alegremente pero expectante de cada una de mis expresiones, palabras y reacciones. Yo intentaba moderar todo. Controlar mis gestos de sorpresa elegir las palabras correctas para expresarme y no salir corriendo como la vez anterior. A pesar de todas las sorpresas y verdades que mi amiga sacaba bajo la manga, sentía solo esa presión de la sorpresa, pues eran cosas algo ridículas de creer, pero eran reales. Cada vez me sorprendía mas, una cosa era más increíble que la otra.

Escuche atentamente cada una de las historias de su familia. Como habían llegado a ser lo que eran, absolutamente todos habían sido llevados a eso, ninguno lo había pedido, excepto su madre. Admire a esa mujer que dio todo solo para pasar toda la eternidad al lado del amor de su vida.

Carlisle…Su padre lideró numerosas revueltas en contra de las brujas, los licántropos y los vampiros, colocándolo al frente de los grupos de búsqueda. Aunque su padre era más bien un fanático, cuando tenía 23 años logró localizar un aquelarre auténtico de vampiros que vivían ocultos en las cloacas de la ciudad. Uno de ellos lo ataco, dejándolo herido y bueno el resto era obvio.

Edward, estaba muriendo de fiebre española, Carlisle lo salvo al verlo como un hijo y por la petición misteriosa de la abuela biológica de Renesmee, una tal Elizabeth Masen.

Carlisle, había evitado que Esme muriera. Sentí un escalofrió al imaginarme a tal cielo de persona, sufriendo al borde la muerte, ella había intentado suicidare por la muerte de su bebe. El se había enamorado de ella y la salvo para hacerla su compañera por siempre.

Rosalie había sido encontrada agonizante en medio de la calle. Carlisle la salvo. Ella había salvado a Emmett que estaba al borde de la muerte por el ataque de un oso, imaginar muriendo a ese hombre tan gigante, no cabía en mi mente, el era tan animado, me había caído muy bien. Me sentí profundamente feliz de que lo hubiesen salvado y que fuese feliz con su ahora esposa.

Alice y Jasper… eran una historia aparte. Ambos habían sido transformados por otros vampiros, a excepción del resto cuyo creador era Carlisle. Jasper había estado en un ejército dirigido por unas vampiras, luego se canso de la vida llena de muerte y violencia y el destino lo guio hasta Alice. Ella era la más particular de todos, no recordaba nada de su vida humana y aceptaba esa condición con felicidad. Su vida humana fue triste la consideraron una loca por ver el futuro.

Finalmente vino la historia de los padres de Renesmee, algo particular un vampiro y una humana enamorados, lucharon contra muchas cosas pero al final las cosas terminaron bien y para sorpresa de todos, con Renesmee de resultado.

Entramos al despacho de su abuelo donde habían muchos cuadros, se veían antiguos, mientras los detallaba observe que salía el vampiro rubio mayor, el pilar familia, Carlisle. Mientras me contaba sobre el increíble hecho de su nado hasta Francia…. Menciono a los Vulturi.

-¿Los Vulturi? – repetí.

Ella asintió e hizo una mueca – Son la realeza, o algo parecido, entre los nuestros. Aro, Cayo y Marco – dijo mientras los señalaba en el cuadro – y este es mi abuelo. Paso unos años en su aquelarre.

-¿Realeza?

-Sí. Son como decir… los reyes, los que imponen las reglas.

-O sea que ellos mandan sobre ustedes. Su gobierno.

-Si lo vez de esa manera…supongo que es la mejor manera de definirlos – frunció el ceño – nosotros intentamos mantener la mayor distancia con ellos, no romper las reglas. Pero de igual forma estuve yendo a Italia hasta hace un año, teníamos que ir a visitarlos anualmente.

-¿Por qué?

-Cuando era pequeña, ellos quisieron matarme. Me consideraban algo peligroso para la especie, por ser hija de un humano y un vampiro, además, había antecedentes con unos bebes vampiros, ellos si eran peligrosos hubo muchas muertes. Eran incontrolables, sin conciencia, solo guiados por su sed – yo solo la miraba mientras trataba de hacerme esa imagen, unos tiernos y dulces bebes locos por sangre, asesinando personas, adultos. Bebes que mataban adultos. Parecía una versión modificada de Ckucky y sus hijos…

-¿Caroline? ¿Estás bien? - los dedos de Carlie chasqueando frente a mis ojos, me saco de mis estúpidas imágenes mentales.

-Sí, lo siento. Es que…olvídalo.

-Dime.

-Imaginar a bebes sedientos de sangre cuando en lo que deberían pensar en biberones…

Su carcajada me hizo dar un brinco. Creo que escuche más risas, pero no estuve segura. Mierda, eso había sido tan estúpido y todos en ese lugar me habían escuchado.

Aprende a moderar lo que dices, Caroline.

-¿Tú fuiste uno de esos bebes locos? – quise cambiar de tema.

Ella paro su risa en seco - Yo siempre tuve conciencia.

Asentí - ¿Entonces…?

- El trato fue ir cada año para que ellos consideraran si no era peligrosa o no, hasta que ascendiera y fuera una vampiro adulto. Lo cual paso cuando cumplí los 7 años.

-¿7 años?

Sonrió - Me falto ese detalle, tengo 8 años.

-¡Por Dios! ¡Pero cómo es posible! – exclame mirándola, era impensable lo que decía.

Se encogió entre hombros - Mi crecimiento fue anormalmente rápido, gracias a mi parte vampiro. Ahora aparento unos diecisiete, así será para siempre. El crecimiento de Nahuel igual pero él tiene un par de años mas – rio por lo bajo - ¿con esto te has asustado?

Volví a tomar el aire que habían expulsado mis pulmones - No. Solo me sorprendió – admití - ¿Charlie sabe todo esto?

Asintió – Trata de ignorar la realidad, pero sabe mi edad y sabe lo que somos. Pero en verdad, trata de hacer que no sabe. Es algo nervioso, lo hace por el bien de su salud mental.

–Entonces él es un humano.

-Sí y es mi abuelo no mi tío. A veces me gustaría que no fuera humano o no del todo – hizo una mueca - Los vampiros son fuertes, lo unico que puede lastimarlos son sus iguales. Me gustaria que Charlie fuera asi de fuerte...

-Ustedes tienen vida eterna ¿no?

-Sí. Lo cual tiene su lado desventajoso, si no miras la juventud eterna. Todo lo que conozcas, morirá algún día. Y tú seguirás aquí – murmuro con tristeza mirando al suelo.

-Hey Ren, aun nadie muere – ella me miro y sonrió a penas – así que por ahora solo se feliz por tu eterna juventud ¡Joder, el sueño de toda mujer!

Ella se rio – Nunca he tenido ese sueño, nunca he tenido que preocuparme por envejecer.

-Tendré que inyectarme botox en unos años, no quiero verme anciana a tu lado – bromee.

Su semblante se entristeció de nuevo. Y allí lo supe, la había cagado. De nuevo.

-Bueno, sígueme contando – cambie de tema otra vez – hablas de las reglas de los vampiros. Solo me has dicho una.

-Solo hay una: No descubrirnos ante un humano. No ponernos en evidencia.

-¿Y no matar humanos?

-Eso es electivo. Como nosotros somos vegetarianos, pero algunos si viven de la sangre humana. No sienten compasión por lo que alguna vez fueron, simplemente sacian su sed.

Me estremecí por completo – Mierda – murmure.

-Tranquila, con nosotros no pasara nada. Mi familia sabe controlar su sed, y para mí no es difícil. Nada va a pasarte.

Asentí convenciéndome de ello a mi misma – Ahora que la has roto ¿Qué va a pasar? ¿Vendrán los Vulturi?

-Puede que me maten – confeso y abrí mucho los ojos – o puede que quieran matarte o transformarte – hablaba de eso como si nuestra muerte fuese un tema tan típico como el clima.

-¡Santo cielo! – exclame asustada.

-Tranquila - ¿Cómo podía pedirme eso? - Ellos no tienen porque enterarse. No dejare que te conozcan, nadie te hará daño. Me encargare de eso. Yo te metí en mi mundo yo te saco de él.

-No. No quiero que me saques de él, ya le entre. Quiero acostumbrarme a todo esto, solo dame tiempo.

Sonrió -Tienes tiempo para acostumbrarte. Has tratado a mi familia de una manera muy natural. Como si fuese una familia humana.

-Son tu familia y no me lastimarían. No iba portarme como si fueran unos monstruos porque no lo son.

-Gracias – dijo con una media sonrisa.

Salimos del despacho de su abuelo y bajamos las escaleras cuando su abuela nos llamo para ir a comer. Un hecho muy humano en casa de vampiros, si me preguntan.

-Lo que paso en el bosque… ¿ese es tu don? – pregunte en voz baja cuando nos dejaron solas en la cocina mientras comíamos hamburguesas.

-Sí. Transmito recuerdos o pensamientos por el tacto.

- Wow ¿Alguien más tiene dones en tu familia?

Asintió – Mis padres, Alice y Jasper. Mmm… también Nahuel.

-¿Puedo saber cuáles son?

-Mi padre es lector de mentes. Mi madre crea un escudo mental que no permite que tu mente sea legible o sea afectada por algún otro don. Alice ve el futuro y Jasper controla las emociones.

-Eso quiere decir que tu padre ha estado escuchándome todo el tiempo ¿no? – pregunte nerviosa. Mis pensamientos no era algo que quería que escucharan.

-No – sonrió – Mi madre ha estado protegiendo tu mente.

Suspire tranquila – Supongo que debo agradecerle por darme privacidad.

Asintió – Su don es una obra de arte, es muy útil cuando eres adolescente y piensas cosas que a un padre le molestarían – murmuro riendo.

Sonreí – Por ejemplo en… Jacob.

Empezó a toser, pues le hable cuando estaba comiendo, tomo su vaso de gaseosa y bebió.

-¿Qué dices? – volvió a toser.

-Que en esos pensamientos indebidos los crea Jacob - dije sin inmutarme.

Se sonrojo.

-Supongo que él no es tu primo - insisti en el tema.

Negó con la cabeza – Gracias al cielo no lo es - admitio en un murmullo.

-Sabe que eres hibrida pero no es un vampiro ¿o me equivoco?

Negó con la cabeza de nuevo – Estas en lo correcto – estiro su mano sobre la mesa y toco mi brazo – Hablamos de esto luego, por favor – me sobresalte un poco, al escucharla en mi mente. Pero menos que la última vez.

Asentí - ¿Y Nahuel? – cambiando de tema.

Sonrió mientras terminaba de comer - Su don es el debilitar la mente. Ya te lo había dicho.

Asentí - Es como una droga mental – concluí mientras terminaba mi gaseosa.

Ella rio – Algo así.

-Mi don no es poseer a los demás con el espíritu de la marihuana – salte de mi silla, casi me caigo. Nahuel apareció a nuestro lado. Tenía que acostumbrarme a esas cosas.

-¡Mi Madre! – exclame y de nuevo, el impidió que cayera al suelo.

-Oye, no tenemos ni 24 horas de conocernos y vivo salvándote del suelo. ¿Cómo has sobrevivido sin mí todos estos años? – bromeo.

Lo fulmine con la mirada y volví a acomodarme en mi silla – Gracias. Ahora suéltame.

Él lo hizo aun sonriendo – Entonces, chica humana. ¿Aun no vas a salir corriendo?

-No. Y si eso es lo que esperas, siéntate chico vampiro, porque de pie te va a cansar la espera.

El rio – Me caes bien – se acerco a la nevera y sirvió agua en un vaso que apareció en su mano, seguro se había movido muy rápido – podríamos llevarnos bastante bien.

Me sonroje sin saber bien porque – Si tu lo dices...

El sonrió y tomo un poco de agua, sin dejar de mirarme.

-Caro, creo que es hora de que vayas a casa –dijo Carlie mientras recogía los platos - tus hermanas deben estar algo preocupadas. Creo que escucho que tu teléfono está sonando en mi habitación. Iré por él, espera.

Y antes de que abriera la boca desapareció dejándome aturdida.

-¿Quieres que te lleve a tu casa? – pregunto Nahuel sentándose frente a mí, donde antes había estado Carlie.

Me pare y fui a lavar los platos que Renesmee había dejado en el lavabo - No sabes donde vivo.

-Si se, he llevado a Renesmee por allí. Otra cosa es que tú no me has visto.

-O sea que me conoces hace tiempo – dije sorprendida mientras enjabonaba los platos.

-Hace un año cuando me quede viviendo con los Cullen. Entonces… ¿te llevo?

-Mmm… - fingí pensarlo. Deje los trastes limpios y me volví a mirarlo.

-No muerdo – rio – bueno si, pero no a ti.

Sonreí – Vale. Eso sería genial, gracias – por alguna razón no sentía miedo alguno. Estaba loca.

-He hablado con Karen, le dije que estábamos en casa de Charlie – apareció mi amiga de la nada, esta vez no me sobresalte. Me entrego mi móvil.

-Ok, tengo que irme entonces.

-Vamos – dijo Nahuel.

-Va… – su palabra se corto en seco como si acaba de recordar algo.

-¿Qué ocurre? – pregunte.

-¡Nessie! – escuche la voz de Jacob a lo lejos. Entonces entendí.

-¿Nessie? – repetí.

-Sí, es el diminutivo tonto que le tiene – respondió Nahuel cerca de mi odio muy bajo.

Ella se sonrojo – El acaba de llegar… vamos a salir a caminar un rato…bueno…supongo que le diré que nos acompañe.

Me reí – Ve con tu Romeo que yo me quedo con el señor debilita cerebros – bromee. Sentía confianza para con Nahuel.

-Deja a la chica desmayos en mis manos. Prometo no dejar que salga volada por la ventana del auto.

Lo fulmine con la mirada y el solo rio.

El color de las mejillas de mi amiga, se intensifico. Pareció pensar lo que le proponíamos por unos segundos y luego me abrazo – Gracias por todo. Nos vemos mañana.

Asentí sonriendo – Vale. De nada. Gracias por confiar en mí.

-¡Hey Nessie! – apareció Jacob en la cocina. Sus ojos se fijaron en mi – Hola Caroline –su tono fue animado - …Nahuel – saludo con tono neutro. Al cual Nahuel respondió igual.

Iba a responder el saludo pero había algo que me estaba distrayendo. El estaba, tan solo en unas bermudas, descalzo y sin camisa exhibiendo su muy bien trabajado pecho. Por Dios, es que si fuera mi primo no me importaría…

-Hola – respondí saliendo de mi trance. Estaba bueno, pero era Jacob. Así que reaccione.

-Entonces… ¿ya sabes el pequeño gran secreto?

-En absoluto. Estuve a punto de sufrir un infarto, pero creo que puedo llevar esto – dramatice.

Sonrió – Lo has tomado bastante bien. Ahora Nessie estara más tranquila – dijo mirándola.

Y mi amiga tenía una sonrisa de película. Como esa que ponen las protagonistas cuando ven al amor de su vida bajar de un avión y corren a abrazarlos.

Ok, algo exagerado. Pero parecía estar a punto de romperle las mejillas.

-Sí, ambas lo estaremos. Ahora… ¡Vayan! Ha hacer lo que sea que van a hacer – les pique el ojo y Renesmee me dedico esa mirada de “Te voy a matar” y Jacob “Que demonios dijo”. Lo típico. Mis hermanas solían mirarme así cuando hacia un comentario idiota con sus novios presentes.

-Nahuel, ya sabes – dijo Renesmee seria.

-SI, lo sé, lo sé. Tendré cuidado. Me lo han dicho millones de veces. Ahora vayan, descuida ya dije que no dejare que sufra ningún daño aunque eso es algo que está en su ADN.

-¡Hey! – me queje.

Ellos solo rieron. Jacob y Renesmee salieron de la cocina. Ellos dos, eran algo de lo que tenía que hablar con Carlie.

Cuando nos quedamos solos pedí a Nahuel que buscara al resto de la familia, el solo dijo que habían salido. Todos. ¿Les molestaba mi presencia después de todo? Me sentí algo incomoda ante esa idea. Ellos habían sido realmente geniales conmigo, no quería incomodarlos. Tal vez no volvería mas a esa casa, tendría que dejar los puntos claro con Carlie. Nahuel se disculpo para hacer una llamada y me quede un rato explorando la planta baja de la casa en silencio.

La casa era de tres pisos, la pared del fondo era de cristal y daba hacia un rio, las paredes eran altas y blancas, el piso de madera y las alfombras al igual que las paredes y muebles eran completamente blancas solo que en diferentes tonalidades. Justo detrás de la puerta que conducía a la cocina y comedor, se encontraba un hermoso piano negro de cola. Me acerque y vi algunas hojas sobre el mismo. Visualice la perfecta letra de Carlie y otra aun más perfecta que no identifique. Parecían ser partituras.

-Es el piano de Edward – escuche la voz de Nahuel a mis espaldas.

-Supongo que Carlie también toca – dije sin voltear.

-Como los mismísimos ángeles.

Sonreí – Le diré que me enseñe.

Apareció a mi lado – Claro – respondió fuerte y claro – por los momentos señorita, debo llevarla a su casa.

Sonreí y me volví a mirarlo - ¿Tú crees que este loca?

-En absoluto – respondió con una sonrisa.

-Hablo enserio – me queje – no sé, pero acabo de enterarme de la existencia de los vampiros y ahora me encuentro sola con uno. Y no siento miedo.

-Tal vez porque confías en mi porque Carlie lo hace.

-Puede ser – admití

-Si es así, haces bien. Ninguno de nosotros te lastimara.

-Gracias - murmure sin saber muy bien porque.

-¿Por qué?

-Por no morderme – bromee a lo que el sonrió.

-Vamos Caroline, el auto está por llegar. Lo escucho.

Sentido auditivo desarrollado.

El chico vampiro me guio hacia el exterior. Fuera de la casa Cullen todo era vegetación. Estaba escondida en lo más profundo del bosque. Oculta bajo grandes árboles. Percibí una llovizna casi inexistente, típica de Forks. Nahuel caminaba a mi lado, entonces un gran Jeep se estaciono frente a nosotros. Me quede pasmada y por reflejo me oculte tras Nahuel.

Visualice el vehículo. Ese auto debía valer más que mi casa y todo lo que tenía dentro. Ostentoso. El tío de Renesmee salió del jeep como esa sonrisa con la que yo ya lo había caracterizado.

-Bueno, te prestare mi auto. Solo trata de no hacer nada demasiado idiota – le dijo Emmett lazando las llaves a Nahuel.

Este las atrapo en el aire y se rio – No prometo nada.

-Pues tendrás que, lleva a la chica, no vayas a una velocidad excesiva, asegúrate que nadie te vea cuando vengas de regreso, ya sabes el protocolo.

-De memoria – admitió.

- Caroline fue genial tenerte por aquí las últimas horas… bueno contando desde el momento en que estuviste consiente.

Sonreí algo apenada – Gracias Emmett. Fue genial conocerlos a todos. ¿Dónde están?

-Han salido de caza, yo los alcanzare.

-¿Caza?

-Mmm… Ness no te explico… es nuestra manera de alimentarnos – dijo cuidadoso esperando mi reacción.

Solo asentí – Anotare ese dato – dije con una sonrisa amable – despídeme por favor de toda la familia, han sido muy amables.

-Claro. Ahora los alcanzare, nos vemos – y desapareció.

Quede parpadeando varias veces – Ok, debo acostumbrarme a esto y pronto – murmure.

Mi compañero se rio y empezó a caminar al auto. Abrió la puerta del copiloto y me señalo para que entrara. Murmure un gracias por lo bajo y subí al vehículo. Sin pensarlo busque el cinturón de seguridad.

-¿Tanto miedo me tienes? – molesto el chico que ya se había puesto frente al volante, al ver el cinturón.

-Ustedes están acostumbrados a hacer todo muy rápido, con los autos deben ser una pesadilla.

Se rio – Tienes razón, pero somos excelentes conductores.

-Parecen ser buenos para todo. Solo te pido que por favor, no vayas muy rápido. Los autos no me gustan del todo y menos a exceso de velocidad - confesé recordando a mis padres.

-¿No te gustan los autos? – pregunto mientras ponía la llave en el contacto y encendía el jeep.

-No – respondí por lo bajo fijando mi vista en la gran mansión. Poseía dos pisos y varios ventanales, una simetría algo extraña también.

-¿Puedo saber por qué? – Pregunto haciendo que me volviera a mirarlo - ¿te paso algún incidente en antes en un auto?

-No. A mí no, a mis padres.

-Oh – no dijo nada más.

-Supongo que sabes que murieron cuando yo era pequeña, porque no has preguntado más.

-Sí. Carlie me conto. Lo siento mucho.

-Gracias. Así que ¿hablaban de mí? Al menos tenían un tema interesante de conversación - bromee tratando de volver al ambiente cómodo.

Sonrió – Si, hablábamos mucho de ti. De hecho.

-¿Por qué?

-Me pareces…interesante.

-Ahora soy tu rata de laboratorio – bufe.

Se carcajeo – Eres la mejor amiga de Ness, ella te mencionaba y me daba curiosidad saber de ti.

Ambos nos quedamos en silencio durante un rato, varias preguntas vagaban por mi mente, y sentía confianza con él, pero no sabía si estaba sobrepasando los limites, no queria ser demasiado entrometida así que me mordí la lengua.

-¿No vas a acosarme con preguntas? – dijo sorprendiéndome como si pudiera leerme la mente.

-No – murmure.

-Suelta – insistió.

-¿te crees muy interesante? – solté despreocupada.

-Para una humana…si, absolutamente – respondió con una sonrisa arrogante.

Alce una ceja – Pues para esta humana, no lo eres.

Sonrió – Vale.

Nos quedamos en silencio alrededor de un minuto, entonces recordé lo que le había dicho Carlie… Me mordí el labio y mi curiosidad gano.

-Oye – empecé - ¿que fue eso de “Nahuel, ya sabes”? lo que dijo Carlie…

-¿No que no tenias preguntas? – ahora el alzo una ceja.

-Solo dímelo, a que se refería – tenia curiosidad así que deje crecer su ego al notar que si sentía curiosidad hacia él.

- Ha tener cuidado contigo, no perder el control.

-oh… -busque la manera indicada de expresar lo que pensaba - ¿eso sería que terminaras dejándome sin sangre? ¿No? – espere su reacción para ver si me había expresado bien.

-¿Como hablas tan tranquila de todo esto? Eres una chica extraña.

-Sí, me lo han dicho. Pero creo que trato de hablar con tranquilidad para asimilar la idea.

-¿Entonces qué haces aquí?

-¿Disculpa? – solté sin comprender.

-Soy un desconocido y agregándole soy un vampiro. ¿Cómo puedes estar tan tranquila?

Mi corazón dio un brinco y supe que él lo había escuchado.

-No voy a lastimarte – aseguro de inmediato.

-Se que Carlie no me dejaría estar a solas contigo si no pudieses contenerte. Además eres vegetariano y para los híbridos no es tan difícil la sed.

-Oh, veo que prestaste atención.

-Lo hago de vez en cuando, eso fue gracias a que no estabas cerca debilitando mi cerebro.

Se rio – te gusta molestar con mi don, pequeña.

-Algo – me encogí entre hombros.

-Me gustas.

Lo mire con los ojos abiertos. ¿Había sido producto de mi imaginación?

-¿Qué? – solté.

-Me gustas, podríamos ser buenos amigos – explico.

Note el vergonzoso latido desembocado de mi corazón -Si, supongo. Tú también me gustas – respondí - Eso había sonado mal, mierda - Es decir me caes bien, me inspiras confianza – me explique de inmediato.

-Me alegro – admitió con una sonrisa.

-¿Eso es por tu don?

-No. No he vuelto a usar mi don en ti – respondió mirándome a los ojos.

- Vista hacia adelante – pedí de inmediato y el sonriendo asintió - ¿Cómo funciona tu don?

-Con la mirada, es como un hipnotismo.

-Genial. Pero… ¿Por qué te dejaron de niñero?

-Para calmarte cuando despertaras y poder hacer que te sintieras algo débil para escuchar a Renesmee.

-Eso es astuto.

-Lo sé, fue mi idea.

-Eso fue arrogante – Señale sonriendo con una ceja alzada.

-Lo sé.

Bufe.

-Bueno… ¿no hay más preguntas?

-¿Qué edad tienes? – dije la primera que me llego a la mente.

-Diecinueve – respondió con una sonrisa que ocultaba algo - ¿Y tú?

-Dieciseis. Ahora dime la verdad.

-¿Perdón?

- Nada de perdones, tu edad.

-Ya respondí.

-Sí, eso es lo que le dices a los humanos que no saben nada de tu situación de hibrido, pero yo sé todo, ahora dime la verdad.

-Perspicaz – murmuro.

-Para tu mala suerte – presumí.

-157. Pronto cumplo los 158.

-¡¿Qué?! - exclame demasiado sorprendida y aturdida para ocultarlo.

-Debí decirlo con mas tacto, lo siento – se disculpo con una mueca incomoda.

-¡Oh por Dios! ¡Esto es loco! ¡Conozco a un chico de 157 años! – exclame riendo nerviosa.

Se rio – Estas loca.

-Creí que tendrías unos 10 años, Renesmee tiene 8. Santo cielo, no dejan de sorprenderme.

-Naci un siglo y medio antes que ella – explico mirándome por el rabillo del ojo - ¿no vas a desmayarte?

-Aun no – lo fulmine con la mirada.

-Bueno, llegamos.

No había dado cuenta que estábamos en la esquina de mi cuadra, estaba muy entretenida con nuestra conversación.

-Te dejare aquí, porque tus hermanas podrían ver el auto.

-El cual no pasa para nada desapercibido.

-Exacto.

-Bueno… Gracias – murmure.

-Nada de gracias, me debes una. Una salida, mañana después de la escuela. La playa.

Lo mire con los ojos entrecerrados esperando que desmintiera sus palabras pero no paso.

-¿Me estas invitando a salir? – pregunte cautelosa.

-Creo que hablo tu mismo idioma – sonrió.

¿Por qué su sonrisa era tan perfecta?

-¿Que te hace pensar que aceptare? – rete.

-Me la debes – se encogió entre hombros.

Lo mire fijamente – Quizás… nos veamos mañana.

-Eso será algo seguro, no un hecho supuesto.

-No he aceptado.

-Técnicamente son tus intenciones.

-Eres insufrible ¿sabías?

Asintió - Y tu algo terca.

-Adiós – me despedí sonriendo mientras baja del auto, nos la pasábamos en contra batalla.

-Adiós. Y ten cuidado procura no caerte de la cama mientras duermes – cuando dijo eso lo mire mal y él se rio como siempre, di un portazo y me dispuse a caminar a casa. Note como el Jeep no se movió de su lugar hasta que estuve frente a mi hogar, cuando eso paso, escuche el chirrido de las ruedas en el asfalto.

-Vampiro demente – murmure con una sonrisa tonta en los labios.

Al llegar a la puerta, no tenía llaves. Me percate que había dejado mis cosas –entre ellas mis llaves - en la casa de Car… Renesmee. Debía acostumbrarme a ese nombre, tener cuidado de cuál de los dos nombres decir y delante de quienes. Carlie para los humanos, Renesmee para los vampiros, había varias cosas a las que tenía que acostumbrarme y mi cerebro debía asimilar del todo. Vi el monovolumen de mi hermana, en el estacionamiento. Toque el timbre y aguarde a que alguna de mis hermanas abriera la puerta. Kammy abrió la puerta.

-¿Tus llaves? – pregunto con el ceño fruncido.

-Están en mi mochila.

-¿Dónde está?

-En casa de Carlie – bueno, no mentía del todo - la deje en su habitación. Acabo de recordarlo.

-¿Quién te trajo?

- El abuelo de Carlie, me dejo en la esquina, tenía prisa – Bueno, mentir se me daba bastante bien.

Entre a la casa, directo a la cocina, donde Karen estaba en la mesa del comedor, almorzando. Camila se sentó a su lado. Ambas siguieron concentradas en su comida.

-¿Por qué traes otra ropa? – pregunto Karen mientras me observaba.

Mierda. Lo había olvidado.

-¿Otra ropa? – repetí inocente, haciéndome la desentendida.

-Sí, esta mañana no ibas de verde – señalo segura.

Ella siempre tenía que ser tan detallista.

-Estás loca, claro que sí.

-Recuerdo perfectamente que ibas de…

-Basta –corte nerviosa - seguro estas confundida… voy a mi habitación, tengo que estudiar para mañana.

-¿No vas a comer? – pregunto Camila.

-No, almorcé en casa del Sr. Swan – respondí mientras subía las escaleras a toda prisa, ansiosa por alejarme y no exponerme más. Tal vez, estaba siendo exageradamente paranoica, pero llevar en los hombros semejante bomba era algo a lo que aun no me acostumbraba.

Parecía que llevaba tatuado en la frente: Hey, tengo un secreto demasiado fuerte, existen los vampiros ¿no es loco?

Suspire y me lance en mi cama. Le mande un mensaje a Carlie para que llevara mis cosas al instituto al otro día.

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